Proyecto de investigación UBACyT

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Título del plan de investigación del proyecto:

Cuerpos insumisos y paradigma crítico. Distancia y proximidad en el hilo del conocimiento al reconocimiento: memorias, testimonio y representación

Nombre del director y codirector/es: Claudio Martyniuk (director) y Paula Viturro (co-directora)

Disciplina/área del proyecto: Sociología/Conflictos sociales

Estado actual del conocimiento sobre el tema

Campo problemático:

El campo problemático en el que se inscribe la investigación se vincula con desaparecidos y persistencia de la violencia radical en el presente; travestis e imposiciones identitarias; prostitutas y racias en el espacio público; aborígenes y posposición de derechos. Campos ejemplares en los cuales se advierten dos núcleos problemáticos, pertenecientes a registros diversos, uno de la teoría filosófico-social, otro de la epistemología de las ciencias sociales: (i) las imposiciones derivadas de la excepcionalidad político-jurídica y del fenómeno de la biopólitica, y (ii) la intervención teórica que rebasa los contextos de producción, justificación y aplicación de saberes, problematizando el vínculo entre conocimiento y reconocimiento. Al entrecruzamiento de estos registros, a través de la tematización paradigmática señalada, se abocará este proyecto.

 La investigación abordará los siguientes ejes:

 (i)Cercanía y distancia, dialéctica crítica. Facticidad, excepción, biopolítica.

Aunque suscriba el diagnóstico básico de Michel Foucault (2002) y Hannah Arendt (2005) sobre la “politización de la nuda vida” como acontecimiento decisivo de la modernidad, la tesis de Giorgio Agamben (2000) expresa que la política moderna, más que marcada por la inclusión de la zoé en la polis y el derecho –griegos y romanos se han ocupado de la nuda vida de manera minuciosa–, está signada por la excepcionalidad. Con la excepción convertida en regla, exclusión e inclusión, externo e interno, bios y zoé, derecho y facticidad, entran en una zona gris e indiferenciada. Así la excepción, como categoría jurídica, exhibe la fuerza de la facticidad en la normatividad, como lo reconoce Agamben: “La realidad es que, como los juristas saben perfectamente, el derecho no tiende en última instancia al establecimiento de la justicia. Tampoco al de la verdad. Tiende exclusivamente a la celebración del juicio, con independencia de la verdad o de la justicia. Es algo que queda probado más allá de toda duda por la fuerza de cosa juzgada que se aplica también a una sentencia injusta. La producción de la res judicata, merced a la cual lo verdadero y lo justo son sustituidos por la sentencia, vale como verdad aunque sea a costa de su falsedad e injusticia, es el fin último del derecho. En esta criatura híbrida, de la que no es posible decir si es hecho o norma, el derecho se aquieta: no le es posible ir más allá” (Agamben, 2000: 10).

En este contexto de ideas-problema, se comprende que narrar la justicia es un acto de experiencia, es decir, observa la narración de la experiencia. El lugar de la víctima es la concreción de nuestra experiencia en empatía con el otro, sin lo cual no es posible su acto (Levi, 2000; Martyniuk, 2006b).

Entonces, facticidad y excepcionalidad son marcas del fenómeno de estrechamiento de la dimensión normativa, un proceso asociado al nihilismo que tiene expresiones diversas en campos filosófico-políticos: historicismo y biopolítica, por caso, y que interpela la práctica de producción de conocimiento social (Sloterdijk, 2003). Caída la misma crítica en un sueño dogmático (Habermas, 1989), la dialéctica de cercanía a las víctimas y distancia de los polos que concentran el poder, posición epistemológica, actitud estética y compromiso ético-político a la vez, configuración que en una práctica atenta y fecunda podría, tal vez, contrarrestar la sequedad del manantial del cual, con asombro, el élan, el conatus y el coraje de pensar invocado por Kant supieron desenvolverse bajo la forma de conocimiento social crítico, emancipador.

 (ii) La producción social de la memoria, la representación de los testimonios y los juicios de la verdad.

Una pregunta subyace: ¿Los juicios de la verdad prueban que toda narración debe complementarse con la correspondencia en la realidad? (Martyniuk, 2006b).

Desde ahí debe pensarse la incompletitud de toda narración. Con ello es pensable la relación entre memoria, testimonios, cuerpos excluidos y paradigma crítico. Atendiendo a que toda narración exige modalidades prescriptitas e interpretativas (Ricoeur, 1995), interrogar las tramas de los testimonios y de las memorias posibilita dilucidar el conflicto epistemológico de asumir la verdad sin atender a que todo testimonio es también una experiencia múltiple de interrogar y narrar el tiempo (Ricoeur, 2003; Sarlo, 2005). Los cuerpos y los discursos sociales producen sentidos, normativizan (Foucault, 2002; 2006; Butler, 2008), y es así que los “géneros performáticos” pueden pensarse como una ampliación del circuito de la experiencia (Citro, 2009). Por ello, en esta investigación se mezclan las referencias relativas a la memoria, el testimonio, la representación y el paradigma crítico.

 (iii) Crítica y distancia. Autoafirmación y autoalienación de la teoría.

Las reflexiones de Michel Foucault (1995) en torno al concepto de “crítica” –las cuales resultarían importantes en la última etapa de su pensamiento– han esclarecido una noción estereotipada. La crítica, en el proceso histórico de la Aufklärung, se erige como contraparte adversaria de las artes de gobernar, como toma de distancia y modo de desconfiar de ellas, de rechazarlas o limitarlas, de buscar una medida apropiada, de transformarlas, de escapar de esas artes de gobierno o, en todo caso, de desplazarlas. Ese complejo conjunto de prácticas reunidas en la figura de la “crítica” es el indicio de la gestación de una forma cultural, al mismo tiempo actitud moral y política, y manera de pensar (Marí, 2002). Ese arte de no ser gobernado, o arte de no ser gobernado de ese modo ni a ese precio, según la reconstrucción foucaultiana (ver Cusset y Haber, 2007: 223), interpela tanto al pensamiento como a la voluntad. El dominio de la razón y el dominio de la política quedan abiertos por la actitud crítica a una inclinación normativa hacia la autonomía (Habermas, 1989). La actitud, el ethos de indocilidad reflexiva se cruza con un entorno: facticidad y excepcionalidad, imposiciones sobre la naturaleza y la vida, unidimensionalización del las formas de pensamiento y existencia (Agamben, 2004).

La crítica del conocimiento filosófico-social y su aspiración práctica debe enfrentar riesgos como el quedar diluida en imaginativas invenciones categoriales o en generalizaciones conceptuales (Rorty, 1998; Martyniuk, 2006c). La fertilidad del giro crítico depende, entonces, de la capacidad de articular nuevas maneras de interrogar, de la apertura a realidades plurales y del cultivo del rigor argumentativo (Habermas, 1989; Rorty, 1998). Y también de la práctica autorreflexiva, ya que la teoría no puede sustraerse de la dialéctica de autoafirmación y autoalienación. Para esto, un postulado básico es la búsqueda constante de una tonalidad antiautoritaria, que aunque no alcance el resplandor de un desocultamiento liberador, no se hunda en la nostalgia por una pérdida insustituible y siga cultivando al pensar como un camino abierto (Rancière, 2010; Lefort, 2004; Benjamín, 2005).

(iv) Crítica y transformación

La teoría sigue siendo etnocéntrica, por más que ello se atempere en formas de etnocentrismo “crítico”. La sociología sigue siendo crítica cultural, pero ese tal vez sea tan solo un momento de su entramado, quedando pronto suspendido el cuestionamiento del propósito y estilo de producción teórica a realizar por los imperativos institucionales dominantes, por el disciplinamiento del paradigma crítico (Eagleton, 2006; Jameson, 2005; Lash, 1997). La crítica, entonces, queda asfixiada, mientras la estrategia de investigación ahonda en lo vigente y aceptado. La crítica ha perdido diversidad de tonos. Debilita la autoridad del saber esta estrategia hegemónica. Debilita la potencia transformadora de la crítica (Deleuze, 1986; Derrida, 1998; Dipaola y Yabkowski, 2008). En ese sentido, la investigación intentará problematizar sobre los propios mecanismos estandarizados de saber en los que se asienta y

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